Dinamarca tiró de sosiego y precisión para desmontar el entusiasta regreso a un Mundial de Perú, que pagó su nula eficacia para salir con una derrota de un duelo que puede resultar crucial para lograr el acceso a la segunda fase.
Llevaba treinta y seis años Perú sin disputar un Mundial. Dinamarca, que se perdió el de Brasil 2014 pero que sí estuvo en Sudáfrica 2010, mostró a su adversario cómo se las gastan en la alta competición. En la que no basta con el coraje ni se gana solo con corazón. No anotó ni de penalti.
El cuadro danés vive una cierta reconversión. Pocos son sus futbolistas con bagaje mundialista. Pero el grupo de Age Hareide tiene talento y un cúmulo de hombres que forman parte de plantillas reputadas habituadas a partidos de renombre. Christian Eriksen en el Tottenham, Andreas Christiansen con el Chelsea o Simon Kjaer, del Sevilla. Y eso se notó.
Ricardo Gareca no innovó y mantuvo la idea que había manejado en los días previos de preparación. Fue Paolo Guerrero el damnificado. El líder del conjunto peruano comenzó en el banco, a la espera. El técnico argentino optó por la versatilidad ofensiva y el buen momento de Jefferson Farfán.
La sequía acumulada a lo largo de estos treinta y seis años al margen de los mundiales fue pura energía acumulada por los peruanos. Los hombres de Ricardo Gareca no reservaron nada. Se echaron al césped a pecho descubierto, arrinconaron a su rival y buscaron el gol con más convicción que Dinamarca.
Perú encontró la banda derecha por donde Andre Carrillo se manejó a sus anchas. Penetró a la menor ocasión y solo faltó algún cooperante que se encargara de culminar las jugadas. El atacante del Watford buscó portería en cuanto tuvo ocasión. Sin puntería.
Fue el tino lo único que le faltó a Perú, ordenado y con corazón. Jefferson Farfán, la apuesta de Gareca, fue otra amenaza para Jasper Schmaichel con más faena que Pedro Gallese, que apenas tuvo que intervenir.
Simon Kjaer y Andreas Christensen tuvieron que multiplicarse en el centro de la zaga mientras Crhistian Eriksen, llamado a marcar diferencias, estuvo desaparecido. Dinamarca solo encontró el recurso de pelotas largas en busca de Nicolaj Jorgensen.
Pudo dar el primer giro el choque al borde del intermedio propiciado por el VAR (videoarbitraje), que llamó la atención del árbitro gabonés Bakary Gassama para indicarle como penalti una falta de Yussuf Yurary Poulsen sobre Christian Cueva que había pasado por alto. El propio centrocampista del Sao Paulo ejecutó el tiro desde los once metros. Pero envió la pelota por encima del arco de Kasper Schmeichel.
Perú superaba a Dinamarca en intensidad, velocidad y corazón. Pero también en precipitación. Pero no en el acierto. En esto tomó ventaja el equipo de Age Hareide, que en la primera que tuvo llevó el balón a la red.
Fue en una acción veloz. Apareció Eriksen para enviar un buen balón a Poulsen, que no falló ante la salida de Gallese.
Gareca reaccionó. Tardó solo tres minutos en recurrir a la estrella peruana. Paolo Guerrero salió al campo en lugar de Edison Flores, que justo antes había tenido el empate que frustró, en una buena acción Schmeichel.
Lo puso todo Perú también. A tumba abierta buscó el equilibrio. Rondó el gol Perú, en jugadas de Farfán o en centros de Carrillo, el más peligroso de los americanos.
El delantero del Lokomovtiv Moscú estuvo especialmente negado ante el marco. Se vio en su última jugada antes de ser sustituido. Disparó desde el centro, sin oposición y salvó Schmaichel.
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