Cambio climático

Extremos climáticos

Los extremos climáticos como la sequía, las fuertes lluvias y el calor extremo, se están volviendo más comunes y más costosos a medida que cambia el clima.

Dry cracked earth is visible as water levels are low at Nicasio Reservoir on May 28, 2021 in Nicasio, California.

SAN DIEGO - Sequías más intensas, huracanes más potentes, aguaceros más fuertes, más calor extremo – todos estos son síntomas de un clima que se calienta. En parte, debido al cambio climático por la mano del hombre, estamos viendo eventos más frecuentes y extremos.

  • En meses recientes gran parte del Oeste ha sufrido de una grave sequía con fuertes vínculos con el cambio climático.
  • El año pasado, el reseco Oeste estuvo rodeado de incendios forestales. Sólo en California las autoridades estimaron que los incendios quemaron alrededor de 4 millones de acres de terreno.
  • En las últimas cuatro décadas, el porcentaje de huracanes que alcanzan categoría 3, tanto a nivel mundial como en el Atlántico, ha aumentado.

Clima extremo: Nuestra emisión de gases de efecto invernadero que atrapan calor continúa desplazando el planeta hacia condiciones más cálidas y peligrosas a las que los humanos (y los ecosistemas de los que dependemos) no están acostumbrados. Como resultado del calor añadido estamos viendo:

José del Bosque, un agricultor del Valle Central, dice que el campo de espárragos donde trabaja tuvo que reducir la producción debido a la falta de agua, lo que también afectará de manera drástica al consumidor.
  • Aumento de las temperaturas: Agregar calor a un sistema sólo lo hará más caliente, y eso es exactamente lo que está sucediendo. 2020 fue uno de los dos años más cálidos registrados a nivel mundial, y se clasificó como el quinto año más cálido aquí en EEUU.
  • Lo húmedo se vuelve más húmedo; lo seco se torna más seco: A medida que el clima se calienta, la atmósfera puede contener más agua, lo que significa una evaporación más intensa (sequía) y precipitaciones más fuertes (inundaciones). 
  • Tormentas más fuertes: Una combinación de temperaturas más cálidas del aire y agua sobrealimenta el ciclo hidrológico, lo que permite que los huracanes se tornen más potentes y causen más daño una vez en tierra. 
Crédito: Climate Central

Un vistazo a los números: El Índice de Extremos Climáticos (CEI por sus siglas en inglés) de la NOAA/NCEI monitorea los eventos climáticos extremos combinando seis indicadores relacionados con temperatura, sequía, eventos de precipitación y actividad de ciclones tropicales. Los científicos determinan el porcentaje de los Estados Unidos contiguos que está por encima o por debajo de las condiciones climáticas normales para calcular los extremos.

Arranca la temporada de huracanes en el Atlántico 2021
  • 2020 tuvo el CEI más alto registrado con un porcentaje del 44,63%.
  • A pesar de que los datos del CEI se remontan a 1910, cinco de los seis porcentajes más altos ocurrieron en la última década (2012, 2015, 2016, 2017 y 2020).

El tiempo extremo tiene un gran costo: El tiempo extremo de todo tipo —tormentas locales severas, ciclones tropicales, heladas, tormentas de invierno, incendios forestales, sequías, olas de calor, inundaciones — puede causar muchos daños físicos con un gran precio. Estos desastres también pueden poner presión sobre las comunidades, mental y socialmente.

  • El año pasado, Estados Unidos experimentó 22 desastres de mil millones de dólares, la cifra más alta registrada, que costaron la friolera de 95 mil millones de dólares en total.
  • Los extremos climáticos también son costosos en vidas humanas. En los últimos 5 años (2016-2020), ha habido 3.969 muertes vinculadas a desastres de miles de millones de dólares.
  • Los desastres meteorológicos pueden literalmente arrancar el sustento de vida y la sensación de normalidad de toda una comunidad en cuestión de minutos. Las personas que experimentan estos desastres pueden desarrollar problemas mentales como ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático (PTSD por sus siglas en inglés). Las poblaciones vulnerables, como los niños, ancianos, personas sin hogar, socorristas y personas en comunidades de bajos ingresos, corren un mayor riesgo de angustia.
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