El presidente Donald Trump regresó de Hamburgo a EEUU la noche del sábado, y a su llegada a la Base Aérea Andrews ayudó a recoger un sombrero que el viento le tumbó a un soldado.
La gorra no alcanzó a volar muy lejos, de manera que el presidente Trump lo recogió y trató de colocarlo en la cabeza del infante.
El sombrero voló de nuevo; esta vez el mandatario estadounidense decidió dejarle el trabajo a otro.
Trump se despidió y le dió una palmadita en el hombro al militar, mientras abordaba el helicóptero.
Después de que el presidente subió a la nave, sano y salvo, entonces el soldado pudo ponerse su sombrero por él mismo.