ESCONDIDO - “Quiero decirles que Koffie en Escondido no cerrará”.
Con estas palabras comenzó la grabación David Chiddick, el dueño de Koffie, un café sobre la avenida Grand en Escondido, en el video defiende su punto de vista. Dice que el 7% de casos de COVID-19 se atribuyen a los restaurantes.
Asegura que esto no significa que no le importa la gente contagiada o la gente que ha muerto por el virus pero no cree que contribuye a las muertes el tener a sus comensales dentro de su negocio.
“Me alegra que todavía están abiertos pero a la misma vez me da lástima por que ellos se están poniendo en riesgo por que ellos mismos se pueden enfermar de otra gente”, Belinda Ochoa Castillo trabaja en Cuscatlán, un restaurante salvadoreño a unas puertas de Koffie, asegura entender la frustración de los comerciantes pero aún así el negocio donde ella trabaja prefiere obedecer las órdenes por temor a las consecuencias.
“No vale la pena ahorita por que gente está perdiendo su trabajo y no va tener dinero para pagar todo las cuentas y la multas, pues no vale la pena, prefiero estár cerrada [con servicio] para llevar solamente”, afirmó Ochoa.
Para algunos, el miedo a las represalias no supera el deseo de continuar operando su negocio.
Local
“Queremos también salir Adelante”, dijo Luz Elena Williams, gerente de Tony Pepperoni Pizzería, otro vecino de Koffie, ellos continúan sirviendo a sus clientes tanto al interior como afuera del inmueble, tal como a un policía de Escondido que cenó dentro del establecimiento.
“Muchos negocios están sufriendo, entonces queremos asegurarnos nosotros, nuestros empleados y también las personas que vienen a comer se sientan bien”.
Las ordenes del departamento de salud pública están siendo cumplidas pero el dueño de la pizzería dice que no va esconder su desobediencia, espera que todo salga bien, mientras el de Koffie dijo que gracias al acto de rehusarse a las órdenes, vio un aumento de 500% de ventas el día de hoy.
