Legado de Joaquín Guzmán Loera ‘El Chapo’ en Tijuana

 “Tijuana siempre fue la gran entrada a EEUU, la más grande, la más importante, la carretera hacía la costa oeste de Estados Unidos”, dijo Everard Mead, Director del Instituto Transfronterizo de la Universidad de San Diego.

En Tijuana, Tecate y en Mexicali, el Cártel de Sinaloa encontró no sólo la forma de innovar el trasiego de la droga, sino la tecnología en ellos: con sistemas de ventilación, iluminación y rieles de metal.

La historia de los túneles de El Chapo en la frontera se remonta a los inicios de la década de los 90s.

El Cártel de Sinaloa se establecería primero en Arizona y después la mayoría se concentraría en la Plaza Dorada, Tijuana.

De acuerdo a Mead, la geografía propia de esta región le permitió hacer muchos túneles, “El Chapo Guzmán y su gente son responsables por alrededor de 100 túneles en el estado de California y Arizona.

En estos túneles se movían drogas hacia el norte, armas y dinero hacia el sur. La fórmula perfecta con túneles de doble sentido. Así en medio de un baño de sangre en 2007 y 2008 se disputaron la plaza con El Cártel Arellano Felix, época en que el El Pozolero disolvió cientos de cuerpos.

“Lo interesante de [El Pozolero] fue que cuando fue arrestado en 2009 admitió todo, dio mapas de todos la ubicación de todos los cuerpos”, dijo Mead.

A pesar de que Joaquín Guzmán Loera fue encontrado culpable de ser líder del Cártel de Sinaloa, éste ha continuado operando a pesar de que Guzmán se encontrara en la cárcel y actualmente se disputa la plaza con el Cártel Jalisco Nueva Generación.

A pesar de la caída de El Chapo, el tráfico de drogas continúa.

“Mientras haya demanda de drogas en este lado, va a ver muchos modos de transitar las drogas a EEUU”, dijo Felipe Jordan, ex agente de la DEA.

Informes aseguran que ahora el Cártel de Sinaloa queda dividido en tres células; una con El Mayo Zambada, otra con los hijos de El Chapo: Archivaldo y Alfredo; y un tercer bastión a cargo de Rafael Caro Quintero.

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