La Casa Blanca cierra sus filas y aumenta el secretismo

El equipo de comunicaciones del presidente ha reducido sus conferencias de prensa.

Un mes después de que el presidente de EEUU, Donald Trump, amenazara con poner fin a las ruedas de prensa de la Casa Blanca, su equipo ha minimizado esos encuentros con los periodistas y baraja cambios en su equipo de comunicación, en una muestra de la tendencia al secretismo en la nueva Administración.

"Sean (Spicer) ha engordado". Con esa frase respondió este lunes el estratega jefe de la Casa Blanca, Steve Bannon, al mensaje de texto de una periodista de The Atlantic, Rosie Gray, que le preguntaba por qué se había prohibido el acceso de las cámaras de televisión a la conferencia de prensa diaria del portavoz de Trump.

La broma de Bannon circuló rápidamente entre los corresponsales ante la Casa Blanca, cada vez más inquietos ante un equipo de comunicaciones que en los últimos meses ha reducido el número, acortado la duración y minimizado el acceso a sus conferencias de prensa, que ya no siempre son diarias.

Spicer, el portavoz de la Casa Blanca, volvió el martes a someterse al escrutinio de las cámaras por primera vez en ocho días, en una conferencia de prensa programada cuatro horas antes y que fue apenas la quinta de este mes que se ajustó a ese formato tradicional.

"La conferencia de prensa solo es un aspecto de lo que hacemos. Estamos aquí desde muy pronto por la mañana, hasta muy tarde por la noche, y respondemos preguntas", defendió Spicer desde el podio.

El portavoz de Trump ha tenido una relación combativa con la prensa desde su primer día entero en el cargo, el 21 de enero, cuando se estrenó en el podio para fustigar a los periodistas por su cobertura de la investidura del mandatario y acusarles de haber ocultado el tamaño de la multitud que acudió a verla.

Desde una Casa Blanca que ha llegado a argumentar que defiende "hechos alternativos" a los de la prensa, Spicer se ha quejado una y otra vez sobre la cobertura "negativa" y "desmoralizante" que, a su juicio, la mayoría de los medios generalistas hacen sobre Trump.

Tras meses de rumores sobre su posible salida del cargo, Spicer está ahora entrevistando a candidatos para sustituirle en la tarea de dar conferencias de prensa y se prepara para ocupar un puesto de mayor rango, más relacionado con la estrategia comunicativa de la Casa Blanca, según múltiples informes de prensa.

Spicer respondió con un "sigo aquí" a la pregunta de si va a abandonar el cargo, aunque reconoció que su equipo ha estado barajando cambios desde que el director de comunicaciones de la Casa Blanca, Mike Dubke, abandonó el cargo a finales de mayo.

"Hemos estado reuniéndonos con gente que podría dar un servicio a esta Administración", admitió el portavoz.

La revista Politico indicó el lunes que Spicer ha contactado a Laura Ingraham, una comentarista de la cadena Fox News conocida por sus diatribas conservadoras, para ofrecerle el papel de portavoz de la Casa Blanca, aunque ella dijo hoy que la idea de encabezar las ruedas de prensa no es algo que se "muera" por hacer.

Sea cual sea el destino de Spicer, muchos observadores ven el caos en el equipo de comunicación de la Casa Blanca como un reflejo de la volatilidad del propio Trump, que intenta controlar el mensaje mediante sus tuits y "se frustra cuando los periodistas no siguen su guión", según la experta en comunicación política Tammy Vigil.

"La Administración de Trump ha tratado de manipular las conferencias de prensa debido a su deseo de secretismo y control, pero también por su desdén respecto a los medios generalistas, un desdén que tiene que ver con su incapacidad de controlar a la prensa", dijo a Efe Vigil, profesora en la Universidad de Boston.

Es un secreto a voces en Washington que Trump está frustrado desde hace meses con Spicer y prefiere a su "número dos", Sarah Sanders, que se ha quemado menos desde el podio pero que no parece interesada en convertirse en la principal portavoz.

"Spicer no se ha ajustado bien al cargo", opinó Vigil, quien ve "poco común" que haya un cambio "en un puesto tan visible" de una Administración de EE.UU. que apenas lleva cinco meses en el poder.

La mayor parte del problema, sin embargo, es que "hay enormes incoherencias en los mensajes que envía" la Casa Blanca, "muchas de ellas causadas por el propio Trump, tanto en Twitter como en otras comparecencias públicas", reflexionó Vigil.

"Trump y su equipo juegan con la verdad, y eso hace difícil construir un mensaje coherente y defendible. Por eso, Spicer estaba destinado a fracasar y quien le reemplace tendrá seguramente problemas similares, a no ser que se arregle el problema de raíz", agregó la experta.

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