En el refugio de mujeres, Casa Puerta de Esperanza, en la Colonia Libertad, un promedio de 30 mujeres al día descansan junto a sus hijos en espera de encontrarse con un agente de migración para completar su solicitud de asilo.
Sin embargo, los recursos para estas mujeres y niños, más los que vienen de la caravana migrante, comienzan a escasear.
En los albergues de Tijuana, falta el dinero para pagar el agua, la luz, la renta y los alimentos.
“Nos damos cuenta que nos quedamos cortos ante la necesidad de lugar en donde puedan estar estas personas a hospedarse”, dijo Isaac Olvera, el director operativo del albergue Ejército de Salvación.
Rodolfo Olimpo, el presidente ejecutivo del Consejo Estatal de Atención al Migrante, dijo que el gobierno federal no tiene un fondo que es específico para atender las necesidades de los migrantes que vienen del sur al norte.
Además de cosas básicas que requiere la comunidad migrante, algunos necesitan atención psicológica.
Lucely Navarro es una de ellas. Llegó de Guatemala hace 15 días con una menor de tres años en los brazos.
Inmigración
Dijo que no puede más que llorar y que apenas recuerda la desaparición de su esposo.
“Ya no podía más allá”, dijo Navarro. “Entonces, me vine, en busca de mi suegra porque ella también está allá”.
Navarro quiere el sueño americano y alejarse de una pesadilla.
“Pues vengo para que me ayuden y para que me ayuden con mi niña, pues, a salir adelante, porque de él, ya no supe más”, dijo Navarro.
La caravana migrante entra a México en una etapa complicada.
“Llegan en un momento de cambio de administración federal, lo cual el acceso a los recursos públicos federales, a veces, suele complicarse más en estas épocas”, dijo Olimpo.
Los albergues ya están casi llenos por apenas 3,000 migrantes y las autoridades dicen que solo tendrán espacio para recibir a un promedio de 600 personas en Tijuana y 500 en Mexicali.
