Aunque aún no puede hacerlo por sí solo, Don Carlos ya ha recuperado el apetito tras el accidente que lo dejó inconsciente por días y que casi le cuesta la vida.
“Dicen que me voy recuperando poco a poco”, dice con tristeza desde la cama del hospital.
Su vida cambió el 13 de diciembre pasado, cuando el inmigrante originario de Oaxaca, se dirigía a su trabajo en la ciudad de Fallbrook, pero con el camino oscuro a las 5 de la mañana, el conductor de un auto arroyó su bicicleta, y lo dejo inconsciente.
“siempre usaba la bicicleta, usaba la bicicleta por año y nunca me había pasado nada”
Tras varias cirugías el pronóstico es que Don Carlos no volverá a caminar, Irma una de sus dos únicos familiares en estados unidos lo ha cuidado desde el día de la tragedia.
“Es triste porque él no puede comer por el mismo, no puede sentarse por el mismo, uno le tiene que dar de comer”, dice Irma.
El sospechoso lleva por nombre Dylan James Kepley, conductor del vehículo Prius color gris oscuro que se dio a la fuga, la policía aún lo busca, pero de él aún no hay rastro.
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“Lo que queremos que esa persona, se entregue para “.
A pesar del trago amargo Don Carlos no siente rencor alguno.
“En primer lugar no le tengo coraje, son cosas que pasan pero hay que reconocer que un error siempre sale caro”.
La familia ya ha abierto una página Gofundme, a nombre de Carlos Floro Torres, para costear los gastos médicos y de rehabilitación, aunque sorprendentemente lo que más le preocupa a Don Carlos es otra cosa.
“Su bicicleta, dice que si alguien le pudiera decir a donde quedo su bicicleta para él es mejor, porque él siempre pregunta dónde está su bicicleta”.
Con una carta sellada del comité binacional de emergencias y cuidado médico intentarán por segunda ocasión que una de las hijas de Don Carlos vuele desde Oaxaca y obtenga un permiso de entrada por la garita de San Ysidro para que cuide de su padre, seguiremos de cerca esta historia
