Una escuela al sur del condado se ha convertido en un oasis de amor para niños que viven una vida rodeada de violencia
“tuvimos violencia en el país de dónde venimos” dice una madre que participa en el programa.
Huyendo de su natal México, Gloria y su familia llegaron a San Diego el año pasado sin saber la pesadilla que les esperaba.
“Mi hijo sufrió un asalto sexual mi hijo de cuatro años, nuestro hijo estaba hecho pedazos. No sabía ir al baño, no sabía hablar, no sabía comunicarse”.
Detectives de la policía que investigaban el caso, los refirieron a Mi Escuelita, una escuela preescolar terapéutica al sur de la ciudad. La escuela atiende a niños de entre tres a cinco años, víctimas o testigos de violencia y crimen.
La seguridad de los menores es tan importante que la dirección del plantel se desconoce y las rejas se cierran con candado. Sin embargo dentro de las aulas, se respira un ambiente de paz y armonía.
“Les ayudamos a que ellos puedan expresar de una forma saludable sus emociones y sus sentimientos para que puedan sanar”, dijo Alicia Puentes, directora de Mi Escuelita.
Local
La escuela se mantiene gracias a fondos recaudados por los impuestos a cigarrillos aquí en California. El resto llega en forma de donativos.
Cuesta más de $12,000 por niño por año y las familias no tienen que pagar ni un centavo gracias a la bondad de la comunidad.
Para más información puede acudir a su página: https://southbaycommunityservices.org/index.php/services/90-mi-escuelita-therapeutic-preschool
