Migrantes de la nueva caravana llegaron a Tijuana enfrentando la falta de espacio en los albergues.
Los refugios se encuentran a su máxima capacidad y familias enteras han tenido que dormir en la calle.
Con lágrimas en el rostro y sintiendo desesperación, los migrantes esperan afuera de un albergue, ya que no tienen a donde ir.
“Tenemos que de repente dormir en el piso y luego con este frío es un poco duro”, dijo Héctor Aguilar migrante de Honduras.
Así es como tendrán que pasar la noche los últimos integrantes de la nueva caravana que recorrió México la pasada semana, donde ni el cansancio ni el calor impidió que siguieran su camino.
“Veníamos cansadas pero ni modo nosotros necesitábamos llegar a Tijuana”, dijo Iris Portillo migrante de Honduras quien además asegura que la discriminación de algunos tijuanenses ha sido parte de su sufrimiento.
“Aquí a uno lo miran como cosa rara, uno pregunta las direcciones y le paran la cara”, dijo Portillo.
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Por su parte, el gobierno municipal sigue sin ofrecer ayuda a los migrantes.
“Se reitera que el ayuntamiento no tiene dinero para atender una problemática de carácter federal”, dijo Juan Manuel Gastélum, alcalde de Tijuna.
Sin la ayuda del ayuntamiento ni espacio en los albergues, los migrantes aseguran que no tienen otra opción que quedarse a dormir en la calle.
“Nos quedamos a dormir en la terminal de camiones, no tenemos dinero, tenemos que pedir, pero ni modo así es la vida”, comentó Portillo.
Por otra parte, hay otros migrantes que les preocupa no poder tener un trabajo formal en Tijuana, como es el caso de Héctor quien llegó a México el pasado 31 de enero.
“Si venimos algunos con el deseo de trabajar de hacer las cosas bien, yo traía el mayor sueño de que con la visa de trabajo nos íbamos a quedar trabajando en Tijuana por un tiempo” dijo Héctor Aguilar migrante de Honduras.
Sin embargo, la credencial que le entregó el gobierno federal es solo de visitante.
Los albergues de la ciudad han registrado a más de 30 integrantes de la última caravana que se desprendieron en diferentes puntos del país y ya se encuentran en el extremo norte de México.
“Cerca de 25 personas venían en grupo y lamentablemente yo aquí en la organización no tengo espacio”, comentó José María Castro Director del albergue Juventud 2000.
