SAN DIEGO- Parte de nuestra nueva realidad, es el posible monitoreo de nuestra información por parte del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, lo cual podría ser algo bueno y malo a la vez.
Y en algunos casos, podría ser algo perjudicial.
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Este lunes, la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), publicó miles de páginas con información nunca antes revelada.
Entre los detalles se encuentra que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), el Departamento de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), y otras ramas del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) compraron acceso y utilizaron “un alto volumen” de ubicaciones de los celulares de personas, y que consiguieron las localizaciones por medio de aplicaciones de celular.
Según el reporte de ACLU, dichas agencias del gobierno federal compraron los datos por medio de empresas que se encargan de recolectar información, y que para lograr eso, pagaron millones de dólares provenientes de los contribuyentes.
Y con esa información, las autoridades estadounidenses pueden identificar los lugares de interés de las personas, identificar a aquellos que visitan el país, los lugares que frecuentan, localizar a las personas con quienes se asocian, y hasta descubrir sus actividades, según ACLU.
Maritza Johnson, experta en seguridad y privacidad de datos, y además directora del Centro para una Sociedad Civil Digital de la Universidad de San Diego, indicó que no le sorprende escuchar que datos personas se pueden comprar y que tampoco le admira que alguien se atreva a venderlos.
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Johnson dijo que el ver dónde se encuentra una persona, podría crear una imagen errónea.
Ella contó que por ejemplo, si alguien frecuenta un lugar para tomarse una cerveza para relajarse, quien lo monitorea podría llegar a una conclusión desacertada de que esa persona tiene un problema de alcoholismo, o si no frecuenta la casa de sus padres, podrían asumir que no tienen una buena relación o que es una mala hija, o si alguien no va a una iglesia, podrían creer que no es una persona de fe.
Y esa es una de las preocupaciones de ACLU. Inclusive, en su informe denotaron que al rastrear los datos, DHS podría estar esquivando la cuarta enmienda de los estadounidenses.
La noticia de que las autoridades federales habrían comprado los datos fue dada a conocer desde hace un par de años, pero es hasta este lunes que se dan a conocer detalles más específicos como los presuntos contratos de las negociaciones para comprar los datos, los cuales, según ACLU, han sido obtenidos de más de 250 millones de teléfonos celulares.
Johnson añadió que, como experta, esta no era la primera vez que escucha que una agencia utiliza este tipo de información, que de hecho, sucede todo el tiempo, y que en ocasiones, resulta siendo algo positivo o beneficioso, pero que también es un cuchillo de doble filo.
La experta dijo que todo depende cuál sea el propósito de la recolección de los datos, pero lo que podría ser peligroso, según ella, es que quien tenga ese tipo de información, es como tener un cheque en blanco sobre la vida o los intereses personales de una persona.
TELEMUNDO 20 contactó al DHS sobre la publicación de ACLU, pero hasta el momento no nos han confirmado una entrevista ni tampoco un comunicado, solo nos confirmaron que recibieron nuestra petición.
Hasta el momento no se ha dado a conocer el motivo de la recolección de dichos datos, pero según ACLU, con esta supuesta práctica, dicha agencia ha estado monitoreando tanto a estadounidenses como a extranjeros.
