Activista es desplazada de su hogar en Sherman Heights

Una líder de nuestra comunidad llevaba viviendo en Sherman Heights 49 años y cuando menos lo esperó le avisaron que tenía que salir de su casa porque fue vendida.

Cuenta que dejar el hogar donde vio crecer a sus hijos y a sus nietos es muy triste, ya que también deja una comunidad en la que trabajó durante muchos años para mejorar la calidad de vida de sus residentes.

“Tenía hasta esta semana para encontrar un nuevo hogar y mudarme. Me dijeron que tenían que tumbar la casa para hacer una nueva o hacer unos departamentos”, comenta Ramona Rodríguez quien es una víctima más de la crisis de vivienda en San Diego.

Este problema no solo descontrola las rentas en la ciudad, también ha provocado que la clase trabajadora sea desalojada para darle paso a nuevas construcciones dirigidas a quienes tienen una mayor capacidad económica.

En el caso de Ramona toda una vida en Sherman Heights quedó reducida dentro de unas cajas, donde los mejores momentos plasmados en fotografías le recuerdan la misión por la que luchó día a día.

“No es nada más la casa, es mi comunidad, son mis amistades, las raíces que tengo en el centro comunitario porque yo fui una de las fundadoras. Ahora con este cambio tuve que pagar $5,000 por esta casa a ellos solo les importa el dinero”, dijo Ramona Rodríguez

Cambios que se llevan a cabo sin considerar las necesidades de los perjudicados y los más vulnerables.

“Como es posible que no existan programas para ayudarnos en esta situación a nosotros las personas de la tercera edad”, comentó Ramona.    

Afortunadamente gracias a la ayuda de su comunidad, ya encontró un hogar para mudarse con su familia, pero asegura que no ha sido nada fácil.  

“Desde que yo la conozco esa involucrada en eventos de la comunidad, viene ayudarnos el día de muertos y este año no será la excepción”, dijo Irma Aguayo del centro comunitario de Sherman Heights.

Ahora lo que sigue es su salud, ya que pronto será operada de la rodilla pero asegura que nada la detendrá para seguir su vocación como activista y líder comunitaria.

“No me gustan las injusticias, buscaré en mi nueva comunidad como puedo ser voluntaria”, asegura Ramona.

Además dice que no dejará a la comunidad de Sherman, pues quiere ayudar a quienes queden desplazados como le paso a ella.

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