TIJUANA- Casi se cumple un año desde que las primeras familias llegaron al puerto fronterizo en El Chaparral en Tijuana, buscando asilo en Estados Unidos e instalando un campamento por el que han pasado miles de migrantes extranjeros y nacionales.
Este miércoles, la voluntad de ayudar trascendió fronteras y unió esfuerzos de quienes buscaron apoyar a la comunidad y familias como Jennifer Torres, de Honduras, quien lleva 9 meses en el campamento y no piensa moverse de ahí.
“No, hay que llegar hasta la meta y la meta es llegar a Estados Unidos todos los que estamos acá aunque pasen más de un año la fe no se pierde”, dijo Torres a TELEMUNDO 20.
Así como ella, miles han pasado por El Chaparral viviendo necesidades que saltan a la vista, entre el hambre y el frío enfrentando el vivir a la intemperie.
“Son bebés, niños, papás, mamás, y las necesidades reales y no sabemos las circunstancias de los que se están escapando esta gente obviamente nadie se va a su casa si está cómoda y si tiene trabajo y si se siente seguro en su casa entonces aquí ya sabes que realmente es única opción”, dijo Elsa Collins de la Fundación “This is about humanity” de California.
Este miércoles, dos organizaciones rompieron fronteras y estrecharon lazos para apoyar a la comunidad migrante del chaparral.
“Somos dos fundaciones que lo que quieren es una frontera más próspera y mejor con menos sufrimiento menos hambre, el hambre es un problema global pero va acompañado de muchas otras cosas como el frío”, señaló Maru Riqué, de la Fundación “Tijuana Sin Hambre”.
Local
Voluntarios como Verónica Alvarado, cocinera de la fundación binacional, trabajaron para llevar alimento a los migrantes.
“Porque me encanta ayudar a la gente el empeño, buscamos que la comida rinda para tanta gente con tanta necesidad Hay mucha necesidad ahorita en la frontera con tanta gente que viene de muchos lados”, comentó Alvarado.
“Le damos gracias a Dios por las personas que vienen a darnos nuestro pan de cada día porque a veces no tenemos con qué comprarlo”, dijo Dominga, una migrante de Honduras, quien apenas tiene 45 días en el campamento.
Además del hambre, se busca combatir el frío, pues en El Chaparral cala hasta los huesos. Y no solo son familias que anhelan un asilo, sino también deportados.
“A mí si me aporta porque yo no tengo apoyo no tengo nada”, dijo Paulo, un migrante deportado.
Y este miércoles, se repartieron 1,000 cobijas en el campamento, donde la fundación “Tijuana Sin Hambre” y “This is about humanity” se unieron en esta misión.
“This is about humanity es una organización que crea mayor conciencia sobre la situación de comunidades vulnerables incluyendo migrantes familia separados y reunificadas menores no acompañados y comunidades en necesidad en la frontera México Estados Unidos”, dijo Yolanda Walter, cofundadora de “This is about humanity”.
Y aunque los números disminuyen en El Chaparral, según las estadísticas, la necesidad sigue vigente.
“Imagínese si no existiéramos estas fundaciones que pasaría la gente no tuviera que comer ni que abrigarse”, dijo Alvarado.
“Más que nada yo consideraría que esto es un ejemplo vivo de nuestra humanidad colectiva”, agregó Walter.
De acuerdo con las autoridades municipales, en el último censo se contabilizaron a 541 personas al interior del campamento. Sin embargo, en las banquetas todavía siguen llegando más personas por un refugio en esta frontera.