SAN DIEGO- Activistas hablaron sobre el racismo sistémico, el cual puede ser experimentado en los trabajos, las escuelas o hasta en una simple parada de tránsito.
“El racismo se encuentra presente en todas las instituciones del gobierno, en todas las estructuras de la sociedad”, dijo Esmeralda Flores, miembro de ACLU.
Esa es la esencia del denominado racismo sistémico, que establece que en Estados Unidos persiste un pensamiento racista generalizado que ubica a la raza blanca en un nivel preferencial en pensamiento y en todas las instituciones de la sociedad.
“Cuando una persona afroamericana o latina tiene mayores posibilidades de ser detenida o cuestionada por la policía que una persona blanca”, dijo Flores.
Ese es uno de los factores que forman parte del racismo institucional, el cual no se aplica como ley sino en la manera, inconsciente o no, de actuar diaria de las personas, en este caso, muchos policías.
Local
“Y a veces es difícil de detectar”, dijo Flores.
Por ejemplo, un estudio de la Universidad Estatal de San Diego realizado entre los años 2014 y 2015, mostró que si bien la raza o etnicidad no es un factor determinante en las paradas de tránsito realizadas por los policías de San Diego, son primordialmente los hispanos y negros quienes son interrogados o cuyos vehículos son revisados.
La muerte de George Floyd, desencadenó una ola de manifestaciones y protestas cívicas en todo el país.
“En mi opinión ha cambiado la conversación, y es una lástima porque lo más triste es que los negocios que están destruyendo son de comunidades minoritarias, negros hispanos, inmigrantes, y esto no nos está ayudando a unir al país, al contrario”, comentó Silvio Canto Jr., politólogo.
Las protestas pacíficas avivaron el debate sobre un racismo latente en una sociedad donde existen brechas salariales, de igualdad de oportunidades de estudio y trabajo, según una investigación del centro Pew.
“En cuanto a la desigualdad salarial. Sabemos que un hombre blanco gana más que una mujer blanca, pero sabemos que una mujer blanca gana más que una persona afroamericana o latina”, dijo Flores.
El estudio mencionado mostró que en la década del 70, el ingreso familiar de los hispanos en Estados Unidos era un 20% superior al de los afro-americanos, y en el 2014, ambos grupos étnicos equipararon esos ingresos, pero continuaron siendo inferiores al de las familias blancas y asiáticas cuyo promedio anual era de unos $70,000 el de las familias hispanas y afro-americanos era de $43,000.
“Hemos visto que el porcentaje de personas que se gradúan de la educación superior es mayor en personas blancas que latinas o afro-americanas”, señaló Flores.
Y el acceso a la educación superior también es un arista del racismo sistémico, y de acuerdo al Centro de Estudios Pew, el 93% de los anglosajones con 25 años o más, cuentan con un título de preparatoria, y le siguen los afro-americanos con 88% y los hispanos en un 67%.
“Nos estamos dividiendo más y más”, señaló Canto Jr.
Muchas de las diferencias sociales entre los grupos étnicos de Estados Unidos están condicionadas por el entorno social y familiar. Por ejemplo, más de la mitad de los nacimientos de hispanos y afrodescendientes ocurren fuera de matrimonios civiles, lo cual ha propiciado que sean ambos grupos étnicos los que cuentan con la mayor cantidad de niños que viven con un solo padre.
Esta desigualdad social entre los grupos étnicos disminuyó considerablemente desde la década del 60, pero aún la disparidad es significativa.
