TIJUANA- La ciudad de Tijuana se ha destacado a nivel nacional por los altos índices de violencia. Y este domingo, los ciudadanos decidieron salir a las calles y alzar la voz de una manera muy particular derivado de la pandemia.
Fue la XXI marcha por la paz, convocada por la Arquidiócesis de Tijuana, donde cientos de familias en sus automóviles se sumaron a esta caravana por la vida, la familia y la salud.
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Desde muy temprano comenzaron los preparativos, fueron 10 carros alegóricos, que con globos, pancartas y mensajes buscaron resaltar un objetivo en común.
Tijuanenses como Giancarlo Barba, decidieron participar con su familia.
“Estamos marchando por la vida y la paz siento que quiero inculcarle a mi hijo los valores que defiendan la vida. Tijuana es una de las más peligrosas del país y si hace mucha falta”, dijo Barba.
De acuerdo con el arzobispo de Tijuana, Francisco Moreno: “no hay un día en que no se despierte una familia o una comunidad con datos de violencia que golpean fuertemente a los individuos”, por lo que esta marcha, año con año busca promover una cultura de paz en una ciudad carente de tranquilidad.
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“Compartiendo sus valores de la fe, de la esperanza del amor y de la solidaridad en estos momentos difíciles que vivimos en la humanidad a causa de la pandemia creo que los valores familiares son importantes de resaltarlos”, señaló el padre Benigno, organizador de la marcha.
También reconocieron la labor que se realiza por parte del personal médico en medio de la pandemia. Y llegar a quienes se encuentren luchando contra el COVID-19.
“Estamos animando a las personas a que luchan por la vida que no se desanimen y que podamos salir adelante a pesar de las circunstancias, a pesar de que estamos pasando por un gran problema que es la pandemia, que poco a poquito vamos a salir, apoyándonos y cubriéndonos”, dijo Norma Delgado, asistente a la caravana.
De acuerdo con tránsito municipal, fueron aproximadamente unos 600 automóviles que se sumaron a esta gran caravana por la paz que recorrieron las principales calles de Zona Río.
“Dando un aporte justamente a la construcción de la paz, es como un grito de que la sociedad ya no quiere vivir en este clima de violencia”, resaltó el arzobispo de Tijuana.
Un reclamo generalizado por tijuanenses y también aquellos que han llegado a esta ciudad para quedarse y buscar convertirse en agentes de cambio, como el profesor Eduardo Monterrey, originario de Cuba.
Fueron dos horas de recorrido para concluir con una bendición carro a carro previo a la misa oficiada por el arzobispo en la futura catedral de Nuestra Señora de Guadalupe.
