SAN DIEGO- De una manera u otra, la pandemia nos cambio a todos y le dio un giro a nuestras vidas en muchos casos para bien, e hizo a unos más fuertes.
Y también hizo a otros más creativos como a Luis Ledezma de Pit Stop Barbershop, para poder sobrevivir el impacto de la pandemia en su bolsillo y ahora con la inflación, su historia podría inspirar a otros que buscan un cambio pero temen dar ese paso.
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“Un poquito medio loco la idea, pero le eche ganas y se me hizo realidad”, dijo Ledezma.
Él compró un vehículo recreacional (RV, por sus siglas en inglés), y lo convirtió en su negocio, “Pit Stop Barbershop”, una peluquería móvil. Fue una idea que surgió al no poder trabajar durante la pandemia.
“Estaba preocupado porque no sabia como iba a sacar mi familia adelante”, dijo Ledezma.
El comerciante cambió las tijeras por sus herramientas, y durante 9 meses, en lugar de cortar cabello, cortó madera, y remodeló el RV. Y donde era la cama ahora esta la silla para sus clientes, y en donde era el comedor y la cocina ahora es la sala de espera.
“Muchos días, cuando se me atoraba algo, plomería y electricidad, yo no sabía hacerlo pero Youtube”, contó sobre momentos en los que se arrepentía de su proyecto.
Fueron un sinfín de obstáculos que tuvo que sobrepasar para hacer funcionar su peluquería móvil. Y luego no contaba con un nuevo problema, que son los recientes altos precios de la gasolina.
“Empecé a mirar que no me iba a funcionar mover la camioneta , llenar un tanque por $200 por un día, no me iba a convenir, y no me gustaría subir los precios porque no es la culpa de mis clientes”, dijo.
Por lo que, se vio forzado a estacionar su peluquería frente a su casa y operar de ahí.
Y a pesar de que su decisión de ser su propio jefe ha tenido altas y bajas, el comerciante aseguró que no se arrepiente sino que todo lo contrario.
“Puedes tener ideas y nunca te avientas hacerlas hasta que sucede algo que es sobrevivir y tienes que hacerlo para sobrevivir”, dijo. “Si! Que es lo peor que puede pasar, si no funciona lo vuelves a intentar pero si nunca lo haces, ¿cómo vas a saber si funciona o no? Hasta que te avientes”.
