A Diana Benavídez desde los 12 años le nació el amor por crear piñatas, con las cuales en la actualidad expresa y narra sus experiencias de vida.
Su arte se ha exhibido en varios puntos del condado de San Diego e incluso ha cruzado la división internacional a las calles de Tijuana. Cada piñata trata temas transfronterizos como lo es la vida cotidiana en la frontera.
Una de sus obras más conocidas y emblemáticas es el dron. Cuya creación es un símbolo de la constante vigilancia que existe en la frontera por parte de agentes fronterizos en helicópteros, motocicletas y camionetas.
Benavídez comenta que las piñatas han dejado de ser parte del entretenimiento en las fiestas infantiles, a ser objetos que contienen mensajes no solo políticos, sino que también sobre el feminismo, migración, entre otros temas sociales.
Con tantos años elaborando estas obras de arte, a la artista sandieguina ya se le facilita hacerlas, pero asegura que lo difícil es encontrar el concepto y el mensaje que busca transmitir a la comunidad.
Una piñata que Benavídez recuerda y considera especial es una de siete pies de tamaño, que construyó con el objetivo de enseñarle a las personas que no hay que temer a soñar.
Agrega que dicha piñata en particular unió a la comunidad de una forma que ella no esperaba. Agregó que al final todos terminaron sintiéndose como amigos y conocidos.
Local
Benavídez ahora trabaja en lo que será su próxima exhibición en el norte del condado de San Diego el siguiente año.
