NATIONAL CITY- Las iglesias de la Diócesis Católica de San Diego ya están listas para abrir, a pesar de que ya podían hacerlo, desde hace dos semanas.
La supervisora del condado, Diane Jacob, dijo que no importa lo que hagamos, en la reapertura hay riesgo de contagios. Mientras la Diócesis Católica de San Diego se preparó para retomar los servicios religiosos en sus 98 parroquias.
Edmundo Zarate Suárez, el párroco de la iglesia San Antonio de Padua, dijo que “claro que me preocupa”, ante algún brote de COVID-19.
El padre dijo que le preocupa que no importa cuánto prepare su iglesia, que el evitar la propagación del coronavirus está en manos de las acciones de cada individuo.
“Que las personas ahora nos acostumbremos a este nuevo normal y que siempre nos cuidemos los unos a los otros”, comentó el padre.
Después de cada celebración litúrgica en la Iglesia Católica de San Antonio de Padua en National City, voluntarios estarán desinfectando todo dentro de la iglesia.
Para desinfectar las bancas, usan un líquido que se seca en 10 segundos. Además, el uso de tapa bocas será obligatorio durante la misa, y la separación entre personas estará marcada por láminas en las bancas.
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“Lo hemos hecho de una manera muy gráfica, con zonas verdes donde se puede sentar de forma individual la persona o se pueden sentar por familias para de esa forma no romper la burbuja de seguridad”, señaló Suárez.
Los textos sagrados los quitaron de las bancas para evitar que pasen de mano en mano. El sacrificio de la eucaristía, donde el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de cristo, tampoco será igual. El padre le dará la comunión en mano, pero el cuerpo de cristo esta cancelado hasta nuevo aviso.
Mientras, los fieles esperarán la comunión separados por una línea de puntos.
Suárez dijo que agradece que hoy en día se tienen las herramientas como el internet, para recibir información sobre la pandemia del coronavirus, a diferencia de la peor pandemia en la historia reciente, que fue la influenza en 1918, que se estima cobró la vida de 50 millones de personas, según la CDC.
“Estamos no tan preparados, pero estamos mejor preparados. Nada más que somos más desobedientes, yo creo”, comentó.
