Las autoridades de la salud siguen en la batalla día a día contra la pandemia del COVID-19, aunque ahora la lucha es distinta a la de hace un año: convencer a los ciudadanos a vacunarse.
Cuando comenzó el proceso de vacunación en Estados Unidos, en febrero de 2021, la Fundación Keiser Family condujo una encuesta a nivel nacional para conocer opiniones sobre la vacuna. Seis meses tras la primera encuesta, la fundación volvió a contactar a los participantes para ver si su perspectiva había cambiado o no.
“Empecé a escuchas más casos de las personas mayores de edad, y me dió un poco de miedo, porque dije, no quiero arriesgar a mi mamá,” declaró María López, quien tras esperar varios meses, finalmente se vacunó.
María explica que al trabajar en una tienda tiene contacto diario con mucha gente y aunque ella sigue usando el cubrebocas, nunca sabes si los clientes están vacunados o no.
De acuerdo con el estudio realizado por la Fundación Keiser Family, el 92% de encuestados que dijeron que pensaban vacunarse, han recibido al menos una dosis. Por otro lado, el 76% de los participantes que dijeron que no se vacunarían, o que solo lo harían si fuese obligatorio, siguen sin vacunarse.
Sin embargo, 21% de las personas que afirmaron que no se vacunarían, finalmente se inmunizaron. Los participantes contestaron que fueron persuadidos por familiares, amigos o médicos.
Algunos de los motivos que lograron hacer a algunos participantes cambiar de opinión, fueron ver que sus familiares vacunados no presentaron reacciones a la vacuna. Además, el recibir la vacuna suponía poder reunirse con sus parientes inmunizados.
“Me siento un poquito aliviada de que no tengo que preocuparme mucho como antes que no estaba vacunada,” dice una de las personas encuestadas.
Estas fueron algunas de las respuestas de los encuestados seis meses después a porque decidieron inmunizarse o porque siguen sin hacerlo.
“Me convencí de que algunos de los efectos secundarios que se rumoreaban no eran ciertos” - hombre de 69 años, blanco, independiente, de Colorado. Inicialmente respondió que solo se vacunaría en caso de ser necesario.
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“Mi familia me persuadió por mis hijos enfermos“ . mujer de 28 años, hispana, demócrata, de Texas. En enero respondió “espera y verás” a la encuesta
“Mi esposo recibió la vacuna y tuvo todos los efectos secundarios. No puedo enfermarme, soy la piedra angular de la familia”- mujer de 42 años, hispana, independiente, de California. Su primera respuesta fue “definitivamente no”.
“No creo que contraer COVID sea una sentencia de muerte. Desproporcionamos toda esta pandemia " - hombre de 46 años, blanco, republicano, de Massachusetts. En enero respondió "definitivamente no" a la encuesta.
Mientras en California hoy se reportan 6,849 nuevos casos, 3,969 de ellos han tenido que ser hospitalizados, y 829 de pacientes han entrado en cuidados intensivos. California acumula casi 4 millones de contagios desde el inicio de la pandemia y ha habido un total de 63,849 muertes.
“La cosa que me hizo cambiar fue mi salud, la salud de mi mama y la de mi hijo y creo que hice una buena decisión,” dice un encuestado.
Estadísticas muestras que los latinos representan un 55% de los casos y un 46.4% de las muertes relacionadas con el virus. Los latinos representan el 38.9% de la población californiana.
En el condado de San Diego se reportan 20 hospitalizaciones, de los 765 nuevos casos reportados entre el 27 y 28 de julio.
Las autoridades sanitarias siguen insistiendo que es importante que la población reciba la vacuna. El incremento de los contagios en San Diego y California sugiere el regreso del uso de cubrebocas en interiores, aunque de momento es de carácter voluntario.