SAN DIEGO- Las familias con parientes en la cárcel están pidiendo la supervisión comunitaria del sistema penitenciario del condado de San Diego después de que más reclusos hayan muerto en las últimas semanas.
Mientras estaban de pie frente al símbolo de justicia de San Diego, el tribunal superior, los líderes comunitarios corearon: “No más muertes en la cárcel”.
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Muchos hablaron apasionadamente sobre sus preocupaciones por sus seres queridos dentro de las cárceles del condado. Algunos de ellos también han experimentado lo que llaman trauma, abandono y abuso.
“He estado en la institución; He estado detrás de los muros y sé todas las tonterías que suceden entre un recluso y un maldito guardia”, dijo Patrick Germany, líder comunitario.
Aeiramique Glass-Blake es consultora de relaciones gubernamentales. Ella dijo que, como activista, la arrestaban casi todas las semanas. Pero cuando la encerraron en la cárcel, aprendió que incluso con el estatus de comunidad, se te puede pasar por alto.
“Me permitieron vomitarme encima, me separaron de otras personas y no fue hasta que otro oficial les dijo quién era yo que empezaron a cambiar su comportamiento”, dijo Glass-Blake. “Un año después, descubrimos que tenía cáncer y esa era la razón por la que estaba enferma. Los oficiales se negaron a llevarme al hospital”.
Michael Whyte era un ex recluso que afirmó que fue mordido por una araña que le dejó el labio hinchado más allá del reconocimiento.
“No estoy exagerando, mi labio se parecía al de Sherman Klump”, dijo Whyte.
Whyte afirmó que el personal médico no hizo nada por él durante 9 días.
“El veneno siguió su curso”, dijo Whyte. “Afortunadamente, yo era joven y pude luchar contra eso”.
Ahora todos están en un lugar mucho mejor en la vida, pero están preocupados por otros que aún están tras las rejas, especialmente aquellos con problemas de salud mental.
Una auditoría estatal publicada a principios de este año dijo que el Departamento del Alguacil del Condado de San Diego no previno ni respondió adecuadamente a las muertes bajo custodia. La auditoría señaló que, en los últimos 15 años, más personas han muerto bajo custodia en el Departamento del Alguacil del Condado de San Diego que en cualquier condado comparable en el estado.
El año pasado, 18 personas murieron.
Al menos 11 personas han muerto en lo que va del año, incluido un hombre con problemas de salud a largo plazo a quien se le concedió la libertad humanitaria hace dos semanas.
“No estamos hablando aquí de personas que murieron de cáncer de estómago o daño cerebral. Estamos hablando de personas que murieron por muertes evitables”, dijo el director ejecutivo de la Coalición de Equidad y Justicia del Norte del Condado, Yusef Miller.
Los votantes del condado de San Diego establecieron la Junta de Revisión de Cumplimiento de la Ley de Ciudadanos o CLERB en 1990 para investigar de forma independiente las quejas contra los agentes y los oficiales de libertad condicional.
El auditor estatal también señaló que “a pesar de su misión de aumentar la confianza del público”... “CLERB no ha brindado una supervisión eficaz e independiente”.
Es por eso que este grupo propuso una supervisión basada en la comunidad y que se contacte a la familia de inmediato durante la crisis de salud mental de un recluso para que puedan ayudar a calmarlo. Si un recluso muere, quieren que se contacte a la familia de inmediato y que el departamento les brinde apoyo. También están presionando para que se apruebe la AB-1630, que protege el debido proceso para los acusados con enfermedades mentales.
La AB-2343 también se presentó en respuesta al informe del auditor. Se llama Ley de Salvar Vidas en Custodia. Haría cambios en los procedimientos de la cárcel del condado en un esfuerzo por prevenir muertes. Ese proyecto de ley ha sido aprobado en la asamblea. Se está abriendo camino a través del Senado estatal.
TELEMUNDO 20 se comunicó con el departamento el martes para conocer su opinión sobre las últimas críticas, pero aún no ha recibido respuesta.
Uno de los oradores también pidió el uso de tecnología que monitoree la frecuencia cardíaca de un recluso, similar a un Fitbit, para aumentar los tiempos de respuesta cuando el corazón de un recluso se detiene.
