TIJUANA- Con los altos flujos migratorios de solicitantes de asilo, desplazados por la violencia, y hasta refugiados de guerra, la comunidad de deportados ha sido opacada en la frontera.
Sin embargo, las cifras crecen a diario y muchos de ellos terminan viviendo en la calle, añorando una vida construida en Estados Unidos.
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Es el caso de Dylan de 43 años, originario de Sonora, quien fuera deportado hace 4 años hacia esta frontera.
Trabajaba en la construcción, tenía mi familia, una esposa y tres hijos
- Dylan, migrante deportado en Tijuana.
Pero hoy, la única familia que Dylan tiene en Tijuana son sus fieles compañeras de cuatro patas, “Venus” y “Paloma”, y desde entonces la calle es su refugio.
“A muchos no sueltan ‘nomás’ así como me soltaron a mí y ya y a ver cómo le haces y pues desde que estoy aquí nada más pensando en mi familia y solo sin ningún tipo de ayuda”, comentó “Dylan”.
Migrantes deportados como Dylan se suman a la estadística diaria de una comunidad de deportados que pasa desapercibida.
“Porque pareciera o se mira que ellos pasan desapercibidos, desafortunadamente son olvidados nosotros los mencionamos muchas veces traemos cartulinas donde decimos que deportados son los olvidados del sistema”, dijo José María Lara de la Alianza Migrante Tijuana.
“Todos los esfuerzos se orientaron a atender más a estos solicitantes de asilo en tanto a la comunidad de deportados”, añadió Soraya Vázquez de la organización “Al otro Lado”.
Una situación que reconocen las autoridades de migración en esta ciudad.
“Se han olvidados en opacado ante todos los flujos migratorios que hemos tenido en los últimos años, pero ese fenómeno sigue y siguen llegando personas en ese contexto que perdieron vínculos familiares en sus estados de origen inclusive algunos no hablan bien el español”, señaló Enrique Lucero, director de Atención al Migrante en Tijuana.
Con cifras que se incrementan a diario, pues de acuerdo con el director de Atención al Migrante en Tijuana, al año es un promedio de 50,000 deportados que son personas no del título 42, sino migrantes que vivían en Estados Unidos que había hecho una familia te hablo de un año hasta 30 años.
Incluso se convierte en un problema de salud pública, pues según un estudio del Colegio de la Frontera Norte (COLEF), el 60% de los usuarios de heroína y opioides en la frontera son deportados, y un 80% de los que viven en la canalización también buscaron en su momento el sueño americano.
“Esto es un problema enorme de salud pública en las deportaciones, las vemos todos los días y si bien es cierto no todos los deportados usan sustancias hay personas que sí pueden integrarse a una vida productiva al trabajo otras familias, pero para muchos de ellos no existen las mismas oportunidades”, dijo Lilia Pacheco de la clínica comunitaria ubicada en la zona norte de Tijuana, Prevén Casa A.C.
Por lo que la organización civil Al Otro Lado, busca reactivar talleres ofrecidos para la comunidad de deportados para orientarlos sobre cómo solicitar sus expedientes y documentos personales que son útiles para valorar si tienen la posibilidad de acceder algún remedio legal que les permita retornar a Estados Unidos.
“No hay una estrategia de atención y por eso estamos retomando esto porque nos interesa que las personas deportadas primero reivindicarse y eliminar estos estigmas que hay en contra de ellos y además informarles sobre sus derechos en Estados Unidos y también en México”, detalló Vázquez.
Los talleres para deportados se impartirán de manera periódica por parte de la organización Al otro lado. Las próximas fechas serán dadas a conocer a través de la página web de la organización civil.
De acuerdo con las autoridades migratorias, es un promedio diario de unas 300 personas que son deportados hacia esta frontera, una cifra que según activistas se sigue acumulando y que lamentablemente quedan en el olvido.
