SAN DIEGO- En la frontera ver alambre de púas a lo largo del muro y militares en ambos lados se ha convertido en cosa de todos los días durante el primer mes de gobierno del presidente Donald Trump, a esto se suma el temor, incertidumbre y hasta incomodidad de muchos de los ciudadanos en ambos lados.
“Un mes difícil de más incertidumbre, de más nerviosismo de más inseguridad”, dijo Adriana Jasso del Comité de Amigos Americanos.
El envío de 1.500 soldados adicionales a la frontera de San Diego, tripulaciones asociadas, el aumento del 60% de las fuerzas terrestres, anunciado a solo dos días del arranque del gobierno, ya es notorio entre quienes trabajan en San Diego.
“Yo trabajo casi enfrente del aeropuerto entonces si se ven más soldados de este, porque yo si estoy mero en la frontera y si se ven más”, contó Jose Manuel, trabajador en San Diego, mientras cruzaba la frontera de Otay Mesa.
Elementos que se suman a los de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y a parte de los 10. 000 efectivos que envió la presidenta de México Claudia Sheinbaum a la frontera norte.
“Si es más incómodo sabes porque el que estén ahí con todas sus armas, no es molestó pero es una incomodidad para todos, porque cuando llegan si te haces para un lado”, explicó Jose Manuel.
Una frontera prácticamente militarizada en su totalidad, desde la zona de Playas de Tijuana, donde han reiniciado las construcciones, hasta espacios de difícil acceso para los activistas.
Local
“Desde muros, aspectos tecnológicos que ni siquiera podemos ver porque están tan avanzados o áreas que la sociedad civil no tiene acceso, es parte de cómo han endurecido”, dijo Adriana Jasso del Comité de Amigos Americanos.
E incluso con repercusiones a la geografía y el medio ambiente de Tijuana y San Diego con las grandes barreras de metal colocadas en el río junto a la zona del Chaparral. para impedir el cruce de migrantes.
“En algunas de las observaciones que se han hecho se pudiera pensar que es una batalla contra el tiempo contra las horas, para terminarlo a la brevedad posible”, explicó Jasso.
Dicen los activistas que los permisos ambientales e incluso contra inundaciones, son ignorados por una política de deportación.
“Patrulla fronteriza no requiere de permisos ambientales, entones el riesgo que se ha comentado es que si las barreras se llegan a atorar y la basura se contiene en esas barreras se va a formar un represo va a formar un represo y es muy fácil que se inunde la zona del río”, explicó Oscar Romo, científico en la frontera.
Hoy los migrantes que aún esperan cruzar, aseguran que el ver un muro rodeado con una gran cantidad de soldados, mexicanos y estadounidenses solo los invita a regresar a casa.
“Un poco de temor, y pues desilusión, porque de pensar que ya no se va a poder o que se yo”, dijo César Pérez, Migrante en Tijuana.
En los albergues en Tijuana la cantidad de migrantes es constante.
“En el centro de atención Flamingos seguimos recibiendo gente que intentó cruzar y que fue detenida por la patrulla fronteriza”, informó Mónica Vega, enlace del gobierno de Baja California en el albergue Flamingos.
Los activistas el incremento de la seguridad solo llevan a quienes buscan tocar suelo estadounidense a someterse a riesgos más serios.
“Este incremento de militarización lleva a personas a buscar un camino con mas riesgos un camino que puede costarles hasta la vida y ser parte de engaños de organizaciones criminales”, agregó Adriana.
Telemundo20, preguntó a Aduanas y Protección Fronteriza por el avance y la cantidad de recursos invertidos en el muro fronterizo y su reemplazo en la zona de Playas de Tijuana, sin embargo hasta al momento no ha habido respuesta de las autoridades federales.