TIJUANA- Desde el primer minuto de este lunes, la ciudad de Tijuana y el resto el estado de Baja California amaneció en coloración amarilla en el semáforo epidemiológico por COVID-19, un retroceso debido al número de casos activos que ahora sumaron 829.
Y mientras esto sucede, la movilidad de miles de personas en la ciudad, parece inevitable a pesar de un cambio que ya señalaron comerciantes e inversionistas en algunos casos les cayó como un balde de agua helada.
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“Si es un balde de agua helada, yo quisiera que hubiera seguido en verde te diría que no estoy contento con el amarillo para nada”, dijo Carlos Espinoza, director de RAS Entretenimiento.
Y es que en Tijuana ya se preparan eventos masivos, conciertos y ferias, los cuales podrían estar en riesgo junto al trabajo de miles de artistas, taquilleros, porteros y más personal.
“Han quedado a lo último en la pandemia donde no han podido mostrar sus puestos, productos, porque es gente que vive de feria en feria vamos a llamarle”, dijo Espinoza.
En la ciudad, los aforos por el semáforo amarillo van desde 50% de afluencia en casinos y bares, hasta 75% en gimnasios, lo que preocupa a este sector, donde solo en Tijuana, 15 establecimientos cerraron sus puertas para siempre en la pandemia.
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“Fuimos los primeros en cerrar y los últimos en reaperturar, por supuesto que nos sentimos afectados en esta situación en esta contingencia”, relató Gabriel Velazco, vicepresidente de la asociación civil estatal de gimnasios.
Y aseguraron que después de más de seis meses cerrados han sido de los sectores más afectados.
“Lo que más aún nos desmotiva, es que nosotros sabemos que no somos el problema, sino que somos parte de la solución a este problema, si la gente se cuidara un poco más, hiciera ejercicio, cuidara sus hábitos alimenticios no estaríamos hablando de que el COVID fuera tan grave problema en casos de decesos”, recordó el vicepresidente de la asociación civil estatal de gimnasios.
Sin embargo, quienes ahora esperan desde los hospitales aseguraron que su dolor es muy parecido. Verónica Paz dijo que su niña lleva ocho días internada por COVID-19 en el hospital general, y aseguró que son los peores días de su vida.
“Ocho días, cuatro de gravedad y a los otros de recuperación, es un infierno no se lo deseo a nadie”, señaló Paz.
Ella dijo que no tiene claro dónde fue el contagio, pues piensa fue en el transporte público, que toma junto a su familia constantemente.
“Mi niña sufrió mucho, entro muy grave a punto de que la intubaran de siete años y no se los deseo a nadie”, relató Paz.
Mientras tanto, el cambio de semáforo ha puesto en alerta a más comerciantes, que aseguraron podrían ver una disminución en la derrama económica de la ciudad.
“En el mes de agosto va a concluir la temporada de verano, siempre hay una disminución en cuanto a la ocupación hotelera y en cuanto a ocupación en restaurantes y todo, va de la mano con el tema de la pandemia, entre un 10 y un 30 por ciento de disminución habrá”, informó Carlos Cruz, presidente del comité de turismo y convenciones de Tijuana.
Por lo que en el caso de la feria de Tijuana, se preparan para una disminución de aforos que llegue hasta el 30% y en los gimnasios se siguen todos los protocolos de sana distancia posibles.
“Entre cada aparato contamos mínimo con dos a cuatro metros de distancia de separación, la desinfección de las áreas en cada que un cliente utiliza un equipo tiene que desinfectarlo”, informó Velazco.
Pues el virus amenaza a todos, y Paz dijo que después de ver a su hija con síndrome de Down en un hospital, espera que su historia sirva para hacer conciencia a los que todavía no creen en la pandemia.
“Que se suban a las calafias con cubrebocas porque mucha gente no trae cubrebocas y ahorita que mi niña se infectó, créame que me dan ganas de desgreñarlos para que se pongan el cubrebocas, porque gracias a ellos los niños se enferman”, dijo Paz.
La secretaría de salud en Baja California agregó que con 8,846 muertes en el estado durante esta pandemia, de momento se ha estipulado un semáforo amarillo desde este lunes y hasta por lo menos el 22 de agosto, un color que podría permanecer o cambiar de acuerdo al número de contagios y muertes por la enfermedad del COVID-19.
