NATIONAL CITY- Sin duda, la pandemia no solo ha cambiado nuestro estilo de vida, sino además algunas tradiciones como la del 2 de febrero, Día de la Candelaria.
Para Rosario Sotelo, quien vive en National City nos, cuenta cómo esta fecha la aprovechaba para ganar un dinerito extra, pero este año dice que el COVID-19 le está arrebatando esa oportunidad.
"Nos íbamos a las lavanderías a vender los tamales a las tiendas, a los supermercados", dice Sotelo, sobre algo que hacía cada 2 de febrero junto con su madre para ganar un poco de dinero extra.
“Por el COVID estamos tratando de cuidar más a mi mamá, porque como ya llegó a los 80 y no queremos exponerla”.
A parte de proteger a su madre, hoy no hicieron tamales para vender por otro motivo.
“Mucha gente no quiere ordenar porque piensan que podemos exponerlos al virus porque no saben dónde anduvimos y pues no podemos mandarlos tampoco por correo porque se enfriarían”.
Aunque para Sotelo y su madre, el vender tamales no es su principal ingreso, lo hacen en ocasiones especiales para salir un poco de las deudas.
“Completamos también para la renta, completamos para los biles”, dijo.
Pero en esta ocasión, no podrán contar con esa pequeña ayuda en sus ingresos. Asegura que vendía alrededor de 360 tamales, ya sea entre encargos u ofreciéndolos como vendedora ambulante.
“Pues la gente me ha ordenado de dos a tres docenas. Hago como de 8 a 10 familias y los tamales que no se alcanzan a vender nos íbamos a las calles a ofrecerlos, pero ahora ¿cómo?”
Además, muchas familias en este día verán sus costumbres afectadas.
“Es un convivio obligatorio”, asegura Alma Fuentes, quien vive en San Ysidro ya segura que el Día de la Candelaria es muy importante.
“Cada año nos dividíamos los tamales en familia, ‘tú llevas de carne, tú de pollo, tú el arroz y tú los frijoles’”, cuenta Fuentes.
Sin embargo, este martes, su casa luce vacía y que le hace falta algo muy importante.
“¿Dónde están los abrazos, el apapacho, ay, ese cariño, ese sentir y que a la gente le dé gusto verlo a uno?”
Fuentes canceló la celebración en casa del Día de la Candelaria este año para evitar un posible contagio. Dice que ya habrá otras oportunidades.
“Soy de alto riesgo y como decía mi abuelita, que en paz descanse, ‘¿para qué buscarle tres pies al gato sabiendo que tiene cuatro?’”
Dice que en este 2021 no solo se quedó con la casa vacía, sino también con las ganas de preparar los tamales tradicionales. Agrega que la pandemia le quitó hasta el ánimo.
“No dan ganas de hacer un trabajo tan grande solo para dos personas. Mi esposo y yo estamos solitos”.
A pesar de lo que se vive, tanto Sotelo como Fuentes, tienen algo en común.
“Estamos positivos que el año que viene nuestra comunidad pueda continuar disfrutando de los tamales hechos en casa y que el COVID termine antes del año”, dice Sotelo.
Por ahora solo les quedará seguir cuidándose, aunque sea con la cartera apretada, pero dicen que por ahora es mejor estar sin dinero, que sin una buena salud.
¿Qué se celebra el Día de la Candelaria y porqué se comen tamales?
Cada 2 de febrero se celebra el Día de la Candelaria, un día con el que se pone cierre a los festejos navideños alrededor del mundo con diversas tradiciones.
El Día de la Candelaria es una celebración católica que hace referencia a la Virgen de la Candelaria en Tenerife, España. En este día se celebra la presentación del Niño Dios, (40 días después de Navidad) en la Iglesia Católica.
Sin embargo, en México el festejo está acompañado con una tamaliza que está conectada con la Rosca Reyes. La tradición es que, si te tocaba el muñequito en la rosca, te toca traer los tamales, o al menos ayudar a prepararlos. Aunque ya es común dejar ese trabajo a los expertos.
Era tradición prehispánica durante estas fechas realizar ofrendas en anticipación a la siembra. Según Carmen Azures, especialista en Antropología Médica, antes de la Conquista en Mesoamérica se comían distintos tipos de tamales dependiendo el ciclo agrícola.
“Para la de petición de lluvia eran elaborados con hierbas semiamargas –como penitencia o ayuno-, lo cual todavía permanece en algunas zonas rurales del centro y sur del país para que la siembra funcione”, dijo en la página del Instituto de Nacional de Antropología e Historia.
