Un ex infante de marina que sirviera en Camp Pendleton y que fuera deportado a México hace 15 años atrás, cruzó a Estados Unidos el jueves alrededor de las 10:10 a.m. por el cruce peatonal por la puerta de San Ysidro.
Con palabras de aliento y porras fue despedido, mientras Chávez miraba ansioso la puerta donde lo inspeccionaría un agente de aduanas y protección fronteriza.
Marco Chávez, de 45 años, recibió un perdón del Gobernador Jerry Brown de una convicción en 1998 por crueldad hacia animales por golpear a un perro.
Nathan Fletcher, un político local que encabeza una organización para apoyar a los veteranos que han sido deportados a pesar de haber sido dados de baja honorablemente, fuel el que convenció al gobernador Brown a que le brindara el perdón.
“Si estás dispuesto a morir por éste país no deberías ser deportado del mismo”, dijo Fletcher, quien también es un veterano de guerra.
Chávez pasó 10 años en la cárcel por el delito de crueldad hacia animales, lo que le costó la oportunidad de ganar la ciudadanía hace más de una década.
Lo esperaban sus padres y sus hijos que no había visto desde el 2013 y sus nietos que no había conocido
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