Migrantes acusan engaño y abandono en el desierto

Un grupo de trabajadores llega a la capital mexicana tras semanas de abandono.

Sus pasos mostraban el desánimo, el cansancio y la tristeza que traían a cuestas, ¡y cómo no!, si llevaban ocho días viajando desde la frontera sin un peso en la bolsa, sin un pan en el estómago y con sus ilusiones hechas pedazos.

"Nos engañaron que íbamos al corte de la uva y nos prometieron un salario bueno, y a la hora de la hora, no nos pagaron nada", dice Gustavo de la Cruz, migrante engañado.

Casi al borde de las lágrimas, don Gustavo nos contó que hace más de un mes un grupo de hombres fueron a su natal Tabasco, les ofrecieron empleo en Estados Unidos y se los llevaron.

"Llegamos y ya pasó una semana, pasó otra y luego tres, y no veíamos nada, no habíamos recibido ni un peso", dice Oribe Pérez Hernández, migrante engañado.

Oribe dice que los trabajadores estaban concentrados con decenas más en un rancho de Sonora, en medio del desierto y cerca de nada, y al ver que nunca les pagarían ni les cumplirían su promesa de llevarlos del otro lado de la frontera, cada quien tomó caminos distintos, pero estos 16 decidieron volver a su tierra.

Luego de cruzar el desierto, el grupo de migrantes consiguió dinero para el viaje. Pero solo les alcanzó para llegar a esta, la capital mexicana, donde nuevamente tuvieron que ingeniárselas para seguir su camino.

Con los pies destrozados y los rasgos que deja el sufrimiento y el hambre dibujados en la cara, los viajeros se postraron en la explanada que representa el corazón de este país.

"Venimos muy golpeados, muy estropeados pero le damos gracias a Dios que llegamos todos con vida", dijo Bartolo Díaz García, migrante engañado.

Ahí algunos les regalaron unas monedas, otros les compartieron sus alimentos y luego de algunas horas llegó la ayuda: la representación de Tabasco les dio cobijo, ahí pasarán esta noche ..Y mañana, podrán regresar a sus hogares de donde nunca, dicen, debieron de haber salido.

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