TIJUANA - En poco tiempo la vida cambió por completo para una familia que salió del poblado El Papayo, en el estado de Guerrero, huyendo de la violencia generada contra agentes policiales.
Un policía, quien prefiere el anonimato, estuvo en el ataque armado de finales de octubre donde fallecieron 13 elementos, hoy vive para contarlo pero a manera de petición y que Estados Unidos les abra las puertas.
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"Ahí sometieron a mi esposa, la encerraron y le dijeron que no saliera, posteriormente fueron unos compañeros a recogernos en una patrulla, al momento de salir hacia Coyuca de Benítez fue donde nos emboscaron y ahí se suscitó la balacera en la cual mi hija recibió un impacto en la cadera de lado izquierdo, a mi la esquirlas me golpearon el hombro y el ojo del cual tengo poca visibilidad", dijo el policía a TELEMUNDO 20.
A muchos kilómetros de distancia, en un albergue de Tijuana, a donde llegaron hace pocos días, siguen sintiendo temor por lo que el deseo de salir del país se mantiene intacto.
"Se llevaron nuestras credenciales, la de mis hijos. Me dijeron que yo no saliera, que porque ya me tenían vigilada y que ellos iban a volver si no encontraban a mi esposo. Me dijo la vamos a matar y le vamos a matar a sus hijos y pues la verdad sí tengo miedo, tengo miedo por mis hijos", dijo la esposa del agente.
La familia envió un mensaje al gobierno de Estados Unidos, ya que dicen, tienen un caso claro en donde sus vidas corren peligro, por lo que piden el asilo político.
"Que volteé sus ojos a personas que tienen situaciones como la mía para que trate de darle prioridad por el riesgo que uno padece, para que uno pueda llegar a otra ciudad y estar más tranquilo porque lo que quiere uno es salvar su integridad y la de sus familias", agregó al policía que ahora está en Tijuana.
