TIJUANA- Es bien sabido que la recomendación por excelencia durante esta pandemia es “quedarse en casa", pero hay quienes desde el pasado mes de febrero perdieron su hogar y hasta el momento no han recibido ningún tipo de apoyo.
Hace tres meses comenzaron los movimientos de tierra en Cumbres de Rubí de Tijuana y hoy parece una zona de guerra. Aún así, entre los escombros de lo que fueron decenas de hogares y a pesar de la pandemia hay familias que permanecen viviendo aquí pues no tiene ningún otro lugar a dónde ir.
“Si aún estamos viviendo, ahorita no hay cómo moverse para ningún lado”, comentó Saúl García, residente de la zona afectada.
Los residentes se quedan en casa, o al menos en lo que queda de ella.
Desde que comenzó el movimiento de la tierra en esta zona de riesgo se etiquetaron 118 viviendas. La recomendación fue un desalojo inmediato pero no todos pudieron hacerlo. Y viven esta cuarentena entre escombros.
Así como García, hay otras familias que no tienen opción y viven expuestos no solo a la pandemia, sin agua, sin luz, sino también a la inseguridad. Y con una expectativa permanente por obtener la ayuda prometida.
“No hemos tenido ninguna ayuda ni monetaria ni una esperanza de una reubicación, nada aún seguimos esperando” dijo a Telemundo 20 María Teresa Amaro, afectada del lugar.
Local
Este jueves, Protección Civil realizó un monitoreo de la zona. La recomendación es que tienen que evacuar pues el terreno se encuentra inestable.
“Aunque tiene un movimiento moderadamente lento podría suceder que se caiga de repente”, dijo Edith Valdez, vocera de Protección Civil Tijuana.
El único acceso a Cumbres del Rubí se desmorona y las pocas casas aún en pie ya dan señales de alerta.
Los afectados pueden acudir a solicitar apoyo a la delegación correspondiente con la constancia que Protección Civil les entregó. Pero se han cansado de estas respuestas:
“Ahorita, espérense 15 días, para la siguiente semana, todavía no nos dan respuesta, todavía no han autorizado de Mexicali, pero hasta ahorita no tenemos”, señaló Idania Bonilla, vocera de los vecinos afectados.