Las puertas del santuario más grande dedicado a la Santa Muerte en Tultitlán, municipio del Estado de México, permanecen cerradas. Algunas flores y veladoras fueron colocadas en memoria de quien fue la lider del culto a la Niña Blanca en el país.
Afuera, gritaban el nombre de la madrina, Enriqueta Vargas, la famosa "señora Queta", mientras su cuerpo era velado a los pies de la imagen de la Santa Muerte más grande del mundo.
Vargas Ortiz, de 59 años, conocida como "La Madrina", murió de pulmonía la noche del martes. Enfrentaba un complicado cuadro clínico que le afectó el hígado a raíz de una mala cirugía de vesícula que le practicaron hace 20 años.
"Le hicieron un estudio para un supuesto protocolo de transplante de hígado y le pegaron neumonía en el tratamiento, en el lavado de pulmones y prácticamente esa bacteria debilitó al hígado y se expandió", explica Cristel Legaria, hija de "La Madrina".
La noticia de su muerte impactó a Katy Cruz, quien se desmayó frente al féretro de la mujer que tanto admiraba.
"La verdad sí, lamentable que ahora sí, pues se me hace incrédulo todo esto", dice Cruz.
Otra de sus seguidoras, Maricela Reyes, lloraba desconsolada.
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"Muy dolorosa, es imposible que se haya ido nuestra madrina, ella era la que le daba vida a este santuario", lamenta Reyes.
Bajo la sombra de la colosal imagen de 22 metros de altura, poco más de 72 pies, sus dos hijas aseguraron que continuarán con su legado.
Enriqueta logró que el culto fuera reconocido por la Secretaría de Gobernación, que en las prisiones se oficiaran misas dedicadas a la "Niña Blanca" y que aumentaran sus seguidores en Centroamérica y Estados Unidos.
"Quería su dispensario médico para ayudar a la gente, tenía muchísimos planes, no, seguir ayudando a que creciera el templo entonces nosotros queremos continuar", dice Cristel Legaria.
Cuatro imágenes de la Santa Muerte vestidas de rojo, negro, blanco y dorado, custodiaron el cuerpo que pasó sus últimas horas en el templo que cuidó durante la última década.
"La Madrina" fue finalmente sepultada al mediodía del jueves en un panteón muy cercano al santuario.
Mientras, sus hijas deciden si presentarán una denuncia por presunta negligencia médica, pues consideran que en uno de los dos hospitales donde estuvo internada la líder del culto no recibió la atención médica que necesitaba.
