El presidente electo Andrés Manuel López Obrador protagoniza una nueva polémica desencadenada por un beso que dio en la mejilla a una periodista en un afán por evadir una pregunta.
Lorena García, reportera del diario Mexicano, de Tijuana, se acercó al político durante la visita que realizó a esa ciudad como parte de la gira de agradecimiento que realiza por el país y le preguntó sobre si tiene interés en que su partido, Morena, gane la elección a gobernador de Baja California.
López Obrador hizo un alto y sonrió, pero en vez de responder propinó un beso a la reportera ante la sorpresa de todos los que los acompañaban y, luego, abordó su vehículo, volvió a descender para abrazar al gobernador, subió de nuevo y se retiró.
Aunque este incidente ocurrió el 21 de septiembre, con el paso de los días ha cobrado relevancia en redes sociales debido a que no es el primero que protagoniza López Obrador con periodistas que cubren sus actividades.
Hace unas semanas causó molestia al decir a los periodistas que "se portaron bien" durante la cobertura de uno de sus encuentros con el presidente Enrique Peña Nieto y, más tarde, al llamarles "corazón, corazoncitos" a reporteras que también pedían su opinión en un tema controversial en el Senado.
García, la reportera de Tijuana, ha sido entrevistada por diversos medios y explica las razones de su molestia ante el beso recibido.
"Se me hace una falta de respeto, hay una molestia, pero tampoco quiero una venganza. Yo soy una profesional y en 19 años de carrera jamás me había pasado esto; si las mujeres querían beso, es cosa de ellas”, expresó en una entrevista radiofónica.
Jesús Ramírez Cuevas, responsable de la estrategia de comunicación de López Obrador, también abordó el tama y expresó su respeto a la reportera y a su derecho a expresar su punto de vista. “Si se sintió ofendida, hay que respetarlo”, admitió.
El futuro portavoz presidencial invitó a las periodistas a expresar su inconformidad directamente a López Obrador y reiteró que en el próximo Gobierno no habrá censura porque “queremos una prensa libre y transparente”.
Sin embargo, en redes sociales no solo se ha descalificado a las periodistas que se quejan, sino que las agreden acusándolas de ser corruptas y preferir amenazas, en vez de los abrazos y besos que les ofrece el presidente electo.