
Es una escena que hemos visto hasta en las películas: un niño sentado en la mesa, jugando con los vegetales verdes en su plato y rogándole a sus padres por Nuggets de pollo. O unas papitas fritas. O hasta cereal.
Puede que parezca una simple malacrianza o capricho. Pero si a tu hijo no le gusta el brócoli, la coliflor, el repollo o los coles de Bruselas, es posible que haya una razón científica detrás.
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Los resultados de un nuevo estudio publicado este miércoles en una revista especializada sugieren que las bacterias en la saliva de algunos niños podrían hacer que estos vegetales les sepan particularmente mal.
Los investigadores australianos explicaron en un artículo publicado en Journal of Agriculture and Food Chemistry que los niños cuyas bocas produjeron más de un compuesto específico eran especialmente sensibles a los vegetales de la familia de las Brassicas.
Según los científicos, “la bacteria naturalmente presente en la saliva de algunos individuos puede incrementar la producción de azufre liberados en la cavidad oral, por lo tanto, afectando potencialmente el sabor en la boca y la percepción de los vegetales Brassica”.
Los investigadores estudiaron la saliva de 98 parejas de padres y de hijos de entre 6 y 8 años.
Los niños en el estudio que tenían una producción alta de azufre en sus bocas particularmente detestaron la coliflor cruda.