SAN DIEGO – Ante la llegada de más refugiados en busca de asilo político en San Diego, Casa Familiar, un grupo proinmigrante abrió un centro de ayuda improvisado. Sin embargo, debido a la falta de fondos se ven en la necesidad de cerrar.
Según representantes de la organización Casa Familiar el jueves fue la última noche que pudieron proporcionarle a los migrantes. Y aunque no es un espacio con muchas comodidades, es un lugar mucho más seguro que los centros de tránsito donde anteriormente eran recibidos.
Para Alan Moreno, quien llegó a Estados Unidos desde Colombia, este centro de servicios ha sido una bendición: “Le dan muchas indicaciones a uno. Que más que lo lleven al aeropuerto. Lo ayudan”.
El joven colombiano dejó su país en busca de mejores oportunidades.
“Yo tengo una niña de tres años, soy casado, entonces me vine toda esta expedición para darle futuro a mi familia”, comentó Moreno.
Como muchos de los migrantes que han llegado a San Diego, Moreno no busca quedarse mucho tiempo ya que tiene planes de reunirse con su mamá en Georgia.
Los voluntarios en el centro lo están ayudando para que llegue a su destino final. Casa Familiar es una organización sin fines de lucro que decidió abrir el centro de ayuda, mientras que Detention Resistance y otras organizaciones brindan los servicios a los migrantes.
“Les estamos dando carga de batería a sus teléfonos, les estamos dando también internet y se les está dando el transporte al aeropuerto”, dijo Ruth Méndez, voluntaria con Detention Resistance.
Al principio de la llegada de esta última ola de migrantes, los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) liberaban a los migrantes en centros de tránsito.
Pero cuando se reportaron varios incidentes de acoso, Casa Familiar decidió abrir las puertas del centro para que los agentes de inmigración tuvieran un lugar seguro para dejarlos y que pudieran recibir asesoría explica Méndez.
Una seguridad que no les duró mucho tiempo. De acuerdo con Méndez debido a la falta de apoyo económico, el sitio no podrá seguir operando. Y no quedará otra opción que regresar a los centros de tránsito.
“Si tenemos que estar otra vez en las áreas de tránsito, ojalá que esa sea la oportunidad para que el condado [de San Diego] pueda meterse a no solo dar soluciones mínimas si no ayudar a los servicios que se requieren”, agregó Méndez ante la falta de ayuda económica del gobierno.
“Es mucho hablar y no acción. Y nosotros estamos ahí con la acción entonces nosotros queremos que ellos también están con nosotros”, dijo.
El pasado 26 de septiembre los supervisores declararon una crisis humanitaria en el condado de San Diego luego de la llegada de más de 8,000 migrantes a la región.
“Sabemos que es importante tener un lugar que puedan llegar que sea seguro. Es un problema muy grande para la región y para el estado”, dijo Nora Vargas, presidenta de la junta de supervisores.
De acuerdo con el supervisor Jim Desmond, al 5 de octubre ya son 13,000 migrantes que fueron liberados en San Diego en las últimas tres semanas.
