BRASILIA — El expresidente Jair Bolsonaro regresó el jueves a Brasil tras una estancia de tres meses en Florida, para buscar un nuevo papel en política y mientras las autoridades en la capital se preparaban para el regreso del líder populista de ultraderecha.
Cientos de simpatizantes vestidos de amarillo y verde corearon canciones mientras esperaban en la capital del país, Brasilia, donde el líder de ultraderecha es objeto de varias investigaciones.
El secretariado de seguridad del Distrito Federal movilizó a cientos de policías y la Explanada de los Ministerios se cerró para evitar aglomeraciones de partidarios de Bolsonaro.
Bolsonaro se marchó de Brasil justo antes de que terminara su mandato. Al hacerlo, rompió con la tradición de entregar la banda presidencial a su sucesor, Luiz Inácio Lula da Silva, que ganó las elecciones de octubre por el margen más ajustado desde el regreso de Brasil a la democracia unas tres décadas antes.
Durante su estancia en Estados Unidos, Bolsonaro mantuvo un bajo perfil en general, aunque ofreció varios discursos a expatriados brasileños y conservadores, uno de ellos en la Conferencia de Acción Política Conservadora en Maryland.
Por primera vez en 30 años, el legislador convertido en presidente no ejercía un cargo electo.
“Estoy sin mandato, pero no estoy retirado”, dijo Bolsonaro el lunes a la cadena de televisión Jovem Pan.
Antes de embarcar en un vuelo a Brasil desde el Aeropuerto Internacional de Orlando, dijo a CNN Brasil que no planeaba liderar la oposición política a Lula, una afirmación que sus aliados no creen.
Cientos de seguidores se reunieron el jueves de madrugada en el Aeropuerto Internacional de Brasilia. Entonaron cánticos contra Lula y repitieron el lema de una protesta que desencadenó la dictadura en Brasil entre 1964 y 1985: Dios, familia y libertad.
Sin embargo, no pudieron ver al exmandatario saliendo por la salida principal y en lugar de eso desafiaron al tráfico de la mañana para reunirse ante la sede de su Partido Liberal para mostrar su entusiasmo.
“Bolsonaro fue el mejor presidente que hemos tenido, nunca había visto un gobierno como el suyo”, dijo Marinalva Wanderley, de 71 años, que llevó a cinco miembros de su familia desde Sao Paulo a la sede del Partido Liberal.
“Creo que estuvo en Estados Unidos con Donald Trump para ver qué es mejor para Brasil y Estados Unidos. Tendremos una oposición mucho mayor (a Lula), eso seguro”.
Se esperaba que Bolsonaro hablara con legisladores en una reunión privada más tarde el jueves. Su partido dijo en un comunicado que no se esperaba que ofreciera un discurso.
Una horda de simpatizantes del expresidente asaltó y saqueó los edificios de gobierno más importantes de la capital el 8 de enero, una semana después de que Lula asumiera el gobierno, en un intento de derrocar al nuevo presidente.
Los esfuerzos de Bolsonaro de volver a la primera línea política podrían verse trabados por varias investigaciones, incluida una sobre si instigó el alzamiento del 8 de enero. Revelaciones recientes del diario Estado de S.Paulo sobre tres cajas de joyas valiosas supuestamente entregadas a Bolsonaro por Arabia Saudí han expuesto al exmandatario a más riesgos legales.
Su regreso a Brasil se ha retrasado varias veces y algunos habían especulado con que podría aplazarlo de forma indefinida ante sus problemas legales. Steve Bannon, antiguo aliado de Trump y considerado como un estratega de la derecha global, dijo esta semana al diario brasileño Folha de S.Paulo que Bolsonaro nunca debería haber abandonado el país, y restó importancia a las investigaciones.
Ahora que Bolsonaro ha vuelto, su primer objetivo será movilizar la oposición al gobierno de Lula, indicó Mayra Goulard da Silva, politóloga de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
“Bolsonaro decidió volver a Brasil porque no ha aparecido un líder claro de oposición al gobierno”, señaló Da Silva. De otro modo, el hueco podría haberlo llenado otra persona, apuntó.
Las elecciones municipales del año que viene son un paso importante para ganar impulso político de cara a una posible campaña presidencial en 2026. Se espera que Bolsonaro apoye a candidatos a alcalde del Partido Liberal que, si tienen éxito, pueden después aprovechar su posición para reforzarle.
Además de las pesquisas sobre los diamantes, Bolsonaro es objeto de una docena de investigaciones de cortes electorales brasileñas por sus actos en la campaña electoral del año pasado, en especial por sus afirmaciones sin base sobre que el sistema de voto electrónico era vulnerable al fraude. Si se le condena en cualquiera de esos casos, sería inhabilitado políticamente y no podría presentarse a los próximos comicios.